“Todo lo que puede suceder, sucede, infinitas veces en infinitos universos, contenidos unos dentro de otros, cada vez más nuevos y cada vez más improbables.” El problema del azar y el significado del tiempo y espacio en el contexto del universo conocido ha sido un dilema filosófico, cultural y matemático que, hasta el momento, había sido dominio de la especulación artística más que de la ciencia formal.
El consenso científico dicta que de convivir nuestro universo con otros, estos dejarían un “moretón” con la forma aproximada de una burbuja, compuesta de radiación Cósmica de Microondas de Trasfondo (CMB, por sus siglas en inglés), que tales rastros serían localizables y, además, debían ser susceptibles a ser probados que son resultados reales de colisión (es decir, distinguirse notoriamente de cualquier otra emisión de origen distinto).
....“tendremos que lidiar con cantidades intangibles e inmensurables, pero el hecho de que otros universos existan y hayamos tenido contacto físico con ellos sería uno de los acontecimientos más profundos que pudiera acontecer”.
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