en la casi ciudad que me ha dado hogar una veintena.
En la calma sin tiempo saboreaba las ideas,
ahora no hay calma fuera de mi cubo de cemento apilado
solo aprendo de la tv, el internet y un par de libros,
el contacto humano ya muy poco me provee de aliento.
Me enamoro fácilmente del viento, de los rostros lejanos
y de la ficción mas vivida me enamoro
también huyo como deporte olímpico
y ya no he vuelto a llorar.
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