El mail tan firme con el que me contestó Paola Franco, a unas simples preguntas rutinarias para reseñar en un blogger independiente, me hizo vibrar un poco las paredes de aquella concepción paisana de lo que es –o representa- un artista contemporáneo venezolano. No hablo de la contemporaneidad que podría tener con gente viva, ex militantes de movimientos literarios/plásticos de los 70's, sino más bien, con personas que no sobrepasan una o dos décadas –hacia adelante o hacia atrás- de diferencia conmigo. Al mismo tiempo que recibo el correo, me encuentro en un pupitre expuesto de frente a la vorágine desesperanzadora que te repiten -a lo método Ludovico- en el seno de las escuelas humanísticas, donde no hay dios real o virtual que salve al mundo del desastre, de los monstruos que se crearon siglos atrás y que ahora, al final de la historia, despedazan al arte y la literatura.
Me sentí bastante halagada con la manera en la que David Parra interpreta las palabras y visuales que componen mi propuestas, en este link pueden leer el artículo completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario